Sanas Discrepancias Democráticas
Por Pedro Bordaberry
¡Bienvenido Dr. Vázquez a estos foros! Creemos que es el camino para que se conozcan mejor las propuestas y pensamientos de quienes aspiramos a ser Presidente.
El segundo acontecimiento importante de la campaña de esta semana fue la confirmación de que los candidatos de los colorados, blancos e independientes haremos un debate que se transmitirá por televisión y radio.
Que se sume el candidato blanco a la iniciativa es un avance respecto de 5 años atrás cuando sólo debatimos el candidato independiente y nosotros, ante la negativa, reiterada, del frenteamplista y el blanco.
Lamentamos que el Dr. Tabaré Vázquez no se sume a esa instancia tan democrática en que quienes aspiramos a la Presidencia de la República nos mostramos ante la ciudadanía que juzga nuestras propuestas y capacidades.
No perdemos las esperanzas de que recapacite y finalmente su lugar no quede vacío.
Sería compartir un gesto republicano y, sobre todo, hacer lo que se hace en las principales Democracias liberales del mundo. Sin ir muy lejos, en el Brasil (en que la Presidente Dilma Roussef por estos días debate con todos los candidatos), en España o Estados Unidos.
El tercer acontecimiento que parece haber llamado la atención esta semana es la diferencia programática que mantuve con el candidato blanco.
Al visitar a la Suprema Corte de Justicia el Diputado Lacalle indicó que “como medida de descongestionamiento del sistema carcelario era bueno recurrir a las penas alternativas a la prisión“.
Agregó que las mismas sustituirían a las penas de cárcel destinadas a aquellos que delinquen por primera vez y “manifiesten voluntad de no reincidir“.
Más allá de la imposibilidad de conocer la voluntad de no reincidir (¿le preguntará a quien delinque si tiene la voluntad de volver a hacerlo?), la propuesta nos pareció profundamente equivocada y así lo manifestamos públicamente.
La última experiencia fundamentada en la necesidad de descongesionamiento carcelario que hubo en el Uruguay fue la de José Díaz y Tabaré Vázquez. Con el mismo fundamento liberaron mil y pico de presos. Las consecuencias fueron nefastas porque en pocos años se triplicaron las rapiñas y aumentaron un 40 % los homicidios.
La discrepancia con Luis Lacalle generó de parte de él y de muchos operadores políticos una extraña reacción.
Desde la invitación a no debatir en público estos temas que el candidato blanco nos hizo en la red social twitter y que obviamente no aceptamos. Pasando por la explicación de que en realidad se refería a una ley que ya se estaba aplicando (entonces ¿porqué propuso hacer algo que ya se estaba haciendo según él?), hasta el pedido de algunos de no exponer diferencias, así como alguna otra acción poco positiva, más propia de la vieja política que queremos desterrar y que parece seguir existiendo.
Estoy convencido que no es malo que discrepemos y que lo hagamos en público. Malo sería que lleváramos esas discrepancias al plano personal. Pero si hay diferencias de enfoque y propuestas, es bueno que se conozcan.
Es democrático y sano que el Pueblo, que va a concurrir a votar, conozca de primera mano estas opiniones.
Me parece que Lacalle se equivocó con la propuesta y sobre todo con la fundamentación de la misma vinculándola al descongestiionamiento de las cárceles.
Tengo no sólo el derecho sino el deber de señalarlo. De esta forma los ciudadanos podrán formarse una mejor opinión de nosotros, los candidatos, al momento de votar.
Nadie debería sentirse ofendido por ello puesto que no hice alusión a la persona sino a la propuesta.
No le hace bien al propio Lacalle que no se le señalen sus errores, como no me hace bien a mi que no me los señalen y critiquen. Me he equivocado muchas veces en la vida, y creo que quien se equivoca y no lo reconoce se equivoca dos veces.
Lo que no le hace bien a Lacalle es persistir en el error o tomar caminos para que nadie lo pueda cuestionar.
Si insiste en que su propuesta de descongestionamiento carcelario o el cuestionamiento a las 8 horas en el campo son correctas lo respetaremos, y será el pueblo quien las juzgue en octubre con su voto.
Este es el momento del debate, del intercambio franco de ideas, no de la uniformización. Tenemos con seguridad coincidencias y discrepancias, porque somos partidos distintos, personas distintas y programas distintos.
Es el momento de que se conozcan ellas y los caminos que proponemos. De salir del slogan e ir a lo profundo, con respeto y altura, para enriquecer las propuestas.
Hace un mes creí que podíamos tener coincidencias en la lucha contra la corrupción y propuse 14 medidas contra ella y una declaración contundente.
Vázquez y Lacalle no aceptaron. Mieres si. No tiene nada malo que no hayamos encontrado coincidencias positivas en la lucha contra la corrupción. Sé que podremos lograrla en el futuro y las discrepancias de hoy son eso, diferencias de enfoque, que deben conocerse.
Lo que no se debe hacer es insistir en caminos para que no discrepemos, para que nos callemos, caminos que no existen en mi caso, o llevan a mas equivocaciones en otro.
Seguiré señalando las diferencias entre nuestras propuestas, programas y equipos, y las de Vázquez, Mieres y Lacalle.
También seguiré proponiendo debatir con todos ellos la mayor cantidad de veces.
Espero que el debate que hemos convenido realizar en la televisión y radio no sea el único y así lo proponemos.
Que hayan dos, tres, debates entre todos nosotros. Hay varias invitaciones pendientes y cuantos más realicemos, mejor será para todos.
Así los ciudadanos podrán formarse la mejor opinión antes de votar.
Esa opinión que empezarán a formarse el próximo Viernes cuando escuchen las propuestas de todos en materia económica y de políticas del trabajo en la Asociación Rural del Uruguay.
La que se formarán cuando nos vean debatiendo en la televisión.
O la que se formaron cuando escucharon hablar a un candidato, de nuevo, de descongestionar las cárceles como política de seguridad y a otro señalarle que ese no es el camino.
¡Viva la Democracia, Viva la Discrepancia, Viva el Uruguay!