Responsabilidad o Demagogia. Esa es la cuestión

pedroLa Real Academia Española define la responsabilidad como “la capacidad que tiene todo sujeto para reconocer y aceptar las consecuencias de sus actos”,

La reforma constitucional que se propone para enfrentar la Inseguridad que vivimos pretende dos cosas fundamentalmente: crear un Instituto de Rehabilitaciòn del Menor fuera del Inau y  responsabilizar a los que a partir de los 16 años matan, rapiñan, violan o realizan copamientos.

Es decir que se entiende que si una persona de 16 o 17 años toma la decisión de cometer un homicidio, de tomar un arma y matar a otra persona, o de asaltarla con violencia, o de violarla, tiene capacidad para reconocer que lo que está haciendo está mal. En consecuencia debe asumir las consecuencias de sus actos.

De esto, de responsabilidad, pocos hablan.

La propuesta, además, establece que si el Juez actuante entiende que quien mató o rapiñó no tiene la suficiente capacidad para entender lo que estaba haciendo podrá exhimirlo de responsabilidad.

Parece ilógico concluir que quien tomó un arma y luego cometió rapiñas u homicidios, no tenía capacidad para reconocer lo que estaba haciendo y que lo que hacía estaba mal. Por ello debe aceptar las consecuencias de sus actos y ser responsabilizado.

Cuando se habla de que esto significa estigmatizar a los jóvenes, se ignora que responsabilizar no es otra cosa más que exigir que se actúe con responsabilidad y respeto sobre la vida de los demás.

La responsabilidad y posterior pena, sólo llega al que no respetó la vida o actuò con violencia.

No hay estigma génerica de responsabilidad porque ella llega solo para quien viola, mata o ejerce la violencia.

Decir que ello estigmatiza a los jóvenes es un error tan grande como decir que se estigmatiza a los mayores porque también son responsables cuando cometen estos delitos.

Lo que se estigmatiza es al que delinque no al que no lo hace, sea mayor o joven.

A lo que se suma que el propio Poder Ejecutivo, el año pasado envió al Parlamento un proyecto de ley que duplica las penas cometidas por menores de 18 años estableciendo mínimos de reclusión. Con ese proyecto que lleva la firma del Presidente y de todos los ministros del Frente Amplio, se llega al mismo resultado que proponemos.

Pero en el Parlamento no lo votan por las desavenencias internas del FA.

No se entiende como bajar la edad es estigmatizar y proponer duplicar las penas del Código del menor no. No se entiende como bajar la edad es malo pero tener más tiempo a los menores recluidos en las desastrosas condiciones en que se encuentran hoy, no lo es.

Hay que enfrentar con responsabilidad el problema que hoy tenemos. No se puede mirar para el costado.

No son los 17 o los 18 años lo que es delictual. El delito es cometer delitos.

Los 18 años en que la ley fija hoy la edad de imputabilidad penal del mayor son lo que se llama una “ficción legal“ que esta siendo revisada en todo el mundo. En algunos países con niveles de seguridad muy superiores al nuestro hace muchos años.

¿Quién asegura que no se tiene capacidad para entender que matar está mal a los 17 años y 11 meses y que de pronto se adquirió la misma a los 18?

El limite de 18 años fue establecido en 1934 y ha sido revisado llevándolo a una edad inferior en Inglaterra, Irlanda, Gales, varios Estados de Estados Unidos y muchos paìs de Europa como la propia España con Rodriguez Zapatero, entre otros. Otro ejemplo que quizás debieran analizar los que hoy impugnan la propuesta es la reforma que introdujo Cuba en 1987 que lo llevó a los 16 años.

El proyecto que proponemos se vote en octubre es medido. Mucho más medido y, creemos, moderno que todos estos.

Porque no sólo no baja la edad para todos los delitos sino sólo para los graves y gravísimos como el homicidio, la rapiña, el copamiento o la violación. También permite que el Juez analice si quien delinquió en forma tan grave tenía la capacidad para comprender y asumir la responsabilidad, como sucede en Inglaterra y los Estados Unidos.

Pero no sólo ello.

Al votar se estará creando una Institución de Rehabilitación especial para estos menores que cometen esos delitos tan graves. Es decir, no irán a la cárcel con los mayores como irresponsablemente expresara un pre candidato a la Presidencia hace algunos días. Pero tampoco estarán en una Institución que atiende a menores que no cometen estas conductas.

Si comparamos las denuncias que hoy está recibiendo el Inau acerca del trato que se le está dando a los menores hoy, con la propuesta de tener un Instituto autónomo, con presupuesto suficiente según mandato constitucional, concluiremos quien realmente está presentando una propuesta responsable y quien no.

Irresponsable sería no hacer nada por la seguridad pública que se encuentra en el estado en que está hoy.

Irresponsable fue liberar presos, irresponsable es hacer experimentos con la droga cuando más del 60% de los uruguayos estamos en contra de que los hagan.

Irresponsable es seguir dejando que los problemas se acumulen.

De nosotros podrán decir muchas cosas. Pero no podrán decir nunca que no actuamos con responsabilidad.

Esa responsabilidad que implica mantenerse firmes, enfrentar los problemas y no tomar el camino más fácil y no hacer nada.

Tomar el camino difícil es algo que cuesta, pero las respuestas correctas a veces son difíciles.

Porque irresponsable es la demagogia, el gasto público con fines electorales e irresponsable fue lo de Pluna.

Todo ello termina generando un ambiente irresponsable, ese que exige derechos pero no asume obligaciones.

Ese concepto de responsabilidad lo intentamos plasmar en cada acción que llevamos a cabo. Esos son, por ejemplo, los voluntarios Yo Estoy, que apuntan a la responsabilidad y el hacerse cargo.

En definitiva cuando votemos la propuesta de reforma en octubre no sólo diremos si a la baja y a la creación del Instituto de Rehabilitación.

Estaremos mandando un mensaje bien claro a todo el sistema político acerca de la urgencia de resolver los problemas de la seguridad y, sobre todo, de actuar con responsabilidad.

Proponemos resolver esto  con nuestro voto. Porque como decía Batlle y Ordoñez “es el voto lo que puede unir a los hombres bien intencionados; y es el voto la fuerza que fácilmente puede realizar las más justas aspiraciones“.