Resistiré

Por Daniel Bianchi

En los últimos días sendos accidentes de tránsito afligieron, y en algunos casos enlutaron, a familias de distintas localidades del departamento de Colonia.

Nueva Palmira, Carmelo, Rosario, Colonia del Sacramento, Riachuelo, Colonia Cosmopolita, Nueva Helvecia y Colonia Valdense fueron escenarios de incidentes que variaron desde caídas con lesiones superficiales hasta el doloroso fallecimiento de un joven.

La cantidad de accidentes de tránsito y las personas fallecidas como consecuencia aumenta año tras año, sin que las autoridades encuentren la manera de solucionar este endémico problema, que más allá de implicar un enorme costo en vidas, daños permanentes, secuelas familiares y perjuicios materiales, es un verdadero lastre para el desarrollo económico del país.

Los accidentes están lejos de constituir hechos fortuitos, sino que son resultado de la falla de alguno de los elementos que intervienen en el tránsito (conductor, vehículo o entorno), son previsibles y evitables, y dependen -en gran parte, aunque no exclusivamente- de la responsabilidad que asuma cada ciudadano al circular en la vía pública.

Analizado el incremento de la siniestralidad en el tránsito, se observa que invariablemente el factor humano continúa siendo el principal responsable de aquel, en particular debido a causas como no respetar las señales, distracciones, conducir a exceso de velocidad y hacerlo bajo los efectos del alcohol. En menor medida, aunque no por ello menos perjudicial, también son causas de accidentes el mal estado de calles, el alumbrado público deficiente y la señalización en malas condiciones o la carencia de la misma.

Junto a la inseguridad, el problema del tránsito es prioritario para la ciudadanía, que persistentemente reclama mayor vigilancia, fiscalizaciones e intervenciones de parte de las autoridades.

La población coloniense se indigna, protesta y reclama debido al desorden del tránsito que aqueja a nuestras calles. Motociclistas sin casco, motos sin patente v sin luces, motos y autos con escapes libres, y picadas a cualquier hora del día en las propias narices de las autoridades policiales y municipales, son una constante en todas las localidades del departamento, sin excepción.

Paradójicamente, la normativa que atiende al tránsito en nuestro país no es poca. Data de 1943, aunque la primera que considera el tema en profundidad es de 1981. Es la Ley Nº 15.223, que adopta para Uruguay el Manual Interamericano de Dispositivos para el control de tránsito en calles y carreteras (Convenio de Caracas, de 1979).

A ella siguieron otras normas, entre ellas la Ley Nº 16.585 (Prevención y control de accidentes de tránsito) de 1994, la Ley Nº 18.191 (Tránsito y seguridad vial en el territorio nacional) de noviembre de 2007, y la Ley Nº 19.061 (con la misma designación que la anterior) de enero de 2013.
Las leyes están. Pero no se hacen cumplir.

Desde hace mucho tiempo el Congreso Nacional de Intendentes (CNI) viene negociando con el Poder Ejecutivo la posibilidad de instaurar un sistema unificado por puntos para la Libreta de Conducir, que permita manejar un solo criterio para la aplicación de multas, unificando medidas y evitando la disparidad actual en la represión a las faltas en el manejo.

Pero no logran ponerse de acuerdo.

Para hacerlo respecto a la Patente Única fue necesario que desde la Presidencia de la República se impulsara a través de una ley groseramente inconstitucional la creación del Sistema Único Nacional de Cobros e Ingresos Vehiculares (SUCIVE) que destrozó el bolsillo de la amplia mayoría de los colonienses.

En enero de este año, se aprobó la Ley Nº 19.061. La Unidad Nacional de Seguridad Vial (UNASEV) elaboró un proyecto de reglamentación que incluía la obligatoriedad del uso de chalecos reflectores por parte de motociclistas, la prohibición de que niños viajen en asientos delanteros y cinturones de seguridad para asientos de bebés.

El proyecto fue remitido desde Presidencia al CNI para que éste lo evaluara y opinara antes de su aprobación, pero los jefes comunales explotaron. La reglamentación gestó dos posiciones en la interna del Congreso: algunos jefes comunales se opusieron no sólo a la reglamentación sino a la propia Ley de Tránsito por entender que la redacción dada por la UNASEV no tomó en cuenta aspectos prácticos. “¿Cómo realizamos los controles cuando en el interior la mayoría de los motociclistas no quiere usar casco? Y ahora encima se quiere hacer obligatorio el casco para las bicicletas. Son cosas de sentido común», disparó el intendente de Colonia, Walter Zimmer. Otros intendentes son partidarios de aplicar la reglamentación en forma gradual, por ejemplo, postergando los controles al uso de cascos para los ciclistas.

Mientras se dilucida cómo se avanzará al respecto, la proliferación de accidentes continúa. Y el costo en vidas sigue aumentando.

De la misma manera que la inseguridad, el caos vehicular amenaza convertirse en una realidad a la que deberíamos acostumbrarnos. Pero, al igual que a la hora de enfrentar a aquella, nos negamos y resistimos a ello.

No puede ser de otra manera cuando de defender nuestras vidas y las de nuestros seres queridos se trata.