Planificar y estimular hacen la diferencia
Por Daniel Bianchi
La actual temporada turística muestra el comportamiento esperado, que no es, lamentablemente, el que los uruguayos hubiéramos querido.
La ministra de Turismo, Lilian Kechichian, admitió que en los primeros diez días del 2014 el ingreso de turistas fue similar a los últimos días del 2013, con una baja del 3,64% respecto al mismo período del año pasado, consecuencia directa de la merma de turistas provenientes de Argentina -por las medidas proteccionistas establecidas por el gobierno de la vecina orilla en este y en otros temas, como el portuario, que tanto nos afecta- que fue del orden del 10%. No obstante, ha habido un crecimiento notorio y sostenido del 36% de brasileños, así como de uruguayos residentes en el extranjero.
Durante 2012 llegaron a Uruguay 2:845.900 turistas, cifra que en el año 2013 descendió a 2:815.322, es decir, más de 30.000 visitantes menos. A su vez, el ingreso de divisas por ese concepto fue de 2.036 millones de dólares en 2012, mientras que en 2013 esa cifra descendió a 1.878 millones, es decir, 158 millones de la divisa estadounidense menos.
La disminución de visitantes argentinos se ha acentuado en todo el país, y ello puede observarse a simple vista. En los restaurantes de Colonia del Sacramento, por estos días no es extraño verse totalmente rodeado de personas hablando en portugués. Y en el puerto de Carmelo, sin ir más lejos,en la primera quincena de este año ingresaron 106 embarcaciones, mientras que en enero de 2013 el número fue de 249 en igual período, verificándose una caída superior al 50%.
En contrapartida, Kechichian sostuvo que en 2013 grandes cadenas hoteleras internacionales como Hyatt, Hilton y Sofitel, presentaron proyectos turísticos por 140 millones de dólares, varios de ellos para instalarse en el interior del país, reafirmando la tendencia de la última década. Pero ello es a largo plazo.
En la actualidad el Turismo es una de las actividades económicas, sociales y culturales más importantes y más redituables para un país, una región o una ciudad, y es considerado por tanto como una de las mayores contribuciones al crecimiento.
Dicha importancia se sustenta sobre dos pilares fundamentales. El primero de ellos es el que conjuga la reactivación económica, el movimiento comercial y la consecuente generación de empleo en su área de influencia a través de la concreción de obras de infraestructura, de la puesta en valor de edificios patrimoniales y monumentos históricos, del desarrollo del sector inmobiliario, del impulso de emprendimientos gastronómicos, y del crecimiento de la oferta del transporte terrestre, aéreo y fluvial.
La otra columna de sustentación es el aspecto socio-cultural, y particularmente la capacidad de interactuación entre los pobladores del lugar y sus visitantes, de manera tal de poder intercambiar con éxito experiencias y realidades diversas que permiten enriquecer la cultura de ambos.
Partiendo de ese axioma, puede señalarse que se trata de un sector extraordinariamente complejo, ya no por el enorme número de elementos que lo componen, sino también por las distintas áreas que se ven involucradas en su desarrollo. En este sentido, el Turismo exige una planificación y una administración adecuadas de manera tal de amortiguar situaciones como la que hoy atraviesan nuestro país y nuestro departamento para que, como en cualquier negocio que se precie de tal, los beneficios superen a los costos.
Los países se desarrollan cuando el tipo de cambio permanece estable, las condiciones para la competitividad aparecen atractivas y seguras para las inversiones extranjeras que son esenciales para el desarrollo del sector, ofrecen ventajas fiscales, tienen un crecimiento económico sin ambages, hay garantías jurídicas y ventajas o exenciones fiscales, y las empresas privadas se coaligan con el Estado para impulsar emprendimientos en conjunto que permitan el desarrollo económico en general y el turístico en particular.
Las ventajas del Turismo son cuantiosas: proporciona oportunidad de empleo (especializado y no especializado) por tratarse de una industria que requiere mano de obra intensiva, incrementa el Producto Nacional Bruto (PNB) de un país definido ese concepto como el “valor de todos los bienes y servicios finales producidos por sus factores de producción y vendidos en el mercado durante un período establecido, generalmente un año”, genera una oferta de cambio de divisas extranjeras, contribuye a diversificar la economía, incrementa los ingresos, y consolida una infraestructura que estimula el comercio y la industria locales.
Pero para que todo ello se concrete la operativa debe planificarse con antelación previendo cómo afrontar los tiempos difíciles que, como en todo orden, aparecen de cuando en cuando. Hay variasmaterias en la cuales no se admite la improvisación, ni de las autoridades nacionales ni de las departamentales, y precisamente el Turismo es una de ellas.
Hoy, en Uruguay, la rentabilidad en el sector viene cayendo pese a la mayor afluencia de turistas. El incremento de los costos en pesos y el estancamiento del tipo de cambio para tarifas expresadas en dólares, reduce el margen de ganancias, afectando tanto a los turistas como a los operadores turísticos.
Argentina resolvió incrementar del 20% al 35% el recargo por las compras con tarjeta de crédito en el exterior, y extendió la resolución a la compra de divisas en el marco de un “cepo cambiario”, que procura evitar la fuga de dólares.
El escenario para Uruguay es insostenible, y la solución a esta coyuntura sólo puede llegar de la mano de un entendimiento bilateral con Argentina.
Y sin embargo, éste sigue ausente…