Palabras de Martha Montaner: Rendición de Cuentas 2014.

Palabras de Martha Montaner en ocasión

de la Rendición de Cuentas de 2014.

Aplicables hoy en 2016.

 

Senadora-Martha-Montaner-

 

SEÑORA MONTANER.- Pido la palabra.

SEÑORA MONTANER.- El Partido Colorado va a votar negativamente el proyecto de ley de Rendición de Cuentas y Balance de Ejecución Presupuestal correspondiente al Ejercicio 2014, remitido por el Poder Ejecutivo, por los argumentos que pasaremos a explicar.

Quiero destacar que en varias oportunidades el equipo económico ha hecho una reflexión acerca del escenario regional e internacional, como si esto fuera algo nuevo. Es el mismo escenario que se viene planteando desde hace dos o tres años por parte de analistas privados y actores políticos.

El Partido Colorado, cuando el 3 de abril de 2013, a través del señor senador Bordaberry, interpela al ministro de Economía y Finanzas, señor Fernando Lorenzo, ya anunciaba los problemas que nos preocupaban a todos los uruguayos  –reitero, a todos los uruguayos–, porque tenían que ver con la economía del país.

     Si hacemos un poco de historia acerca de cómo desembocan las cosas, de cómo todo tiene, al final, una explicación y un proceso, en esa interpelación el señor senador Bordaberry decía que los temas más preocupantes para el país eran, por supuesto, el déficit fiscal, la inflación, el atraso cambiario, la falta de competitividad y, en aquel momento, la conducción política llevada por dos equipos económicos que, por cierto, no dejaba de ser preocupante.   

     Obviamente, en esa interpelación hecha por el señor senador Bordaberry también  hubo elogios hacia las cosas positivas que el Gobierno estaba llevando adelante, frente a todo este panorama regional e internacional que se venía enlenteciendo y enfriando. Si bien en el año 2002  le costó mucho al Frente Amplio reconocer que las causas externas tenían impacto en la economía doméstica –se culpaba al Gobierno que estaba en ese momento, cuando nos afectó una crisis externa cuyos factores convergían en nuestro país y cuyas causas eran de distinta índole y provenían de diferentes países y continentes–, hoy, por suerte, esa fuerza política cambió su visión y entiende la importancia que tiene un contexto regional e internacional adverso o que se enlentece y el impacto que eso supone.

     Creo que son buenas estas discusiones y exposiciones que se van dando, porque nos llevan a interpretar que estamos cambiando la mirada sobre los problemas. ¡Y es bueno que lo hagamos! Antes,  obcecadamente, decíamos que toda la culpa la tenía el Gobierno de turno, y hoy aceptamos que todas estas cosas se deben también a que el escenario internacional y regional está complicando o enfriando la economía y presentando estos ítems que acabo de mencionar. Desde nuestro punto de vista, además, la administración no fue llevada adelante de una manera cautelosa o prolija frente a este enfriamiento o desaceleración de la economía que se veía venir. La señora senadora Payssé habló de China y su desaceleración, y sobre la muy pequeña recuperación registrada por Estados Unidos que, diría, no sería muy bueno para nosotros porque las tasas de interés comenzarían a cambiar y los inversores dejarían de venir a los países emergentes para ir a los desarrollados. La inversión es uno de los principales elementos o pilares del desarrollo de la economía de nuestro país.

Se aludió también a la región, a Argentina y a Brasil, sobre todo a este último, que sufre realmente un golpe que impacta negativamente en nosotros, no solo por la devaluación que presenta sino por ese llamativo acto de corrupción de Petrobras que hace que Brasil comience a tener problemas económicos pero también sociales que pueden llevar a dificultades institucionales. Y todas estas cosas lamentablemente repercuten en la región. Ojalá que Brasil pueda encontrar la salida para que todo eso no empiece a darnos coletazos muy negativos.

En la interpelación impulsada por el señor senador Bordaberry se habló también de las cosas buenas; todos la presenciamos –y de ella quedó constancia en la versión taquigráfica–, sabemos que no fue crítica sino constructiva, y que en ella se pretendió ayudar al país y al equipo económico a avizorar los problemas que se veían venir desde 2012 y 2013 y que hoy, en 2015, los estamos padeciendo.

     Actualmente, padecemos un déficit fiscal como nunca tuvimos en la historia de nuestro país, ni aun en la época de crisis; y padecemos una inflación del 9,48 %. Recuerdo que cuando el equipo económico estuvo en la Comisión de Presupuesto integrada con la de Hacienda, se le preguntó –para que quedara constancia en la versión taquigráfica– cuál era el porcentaje de inflación; respondió que un 9 %, pero  a los quince días ya estábamos en un 9,48 %.

Respecto de la falta de competitividad, se ha dicho que hay un proyecto de ley, pero a mi juicio aún no se aterriza el tema, porque esa iniciativa no se traslada al usuario. Todos los días vemos un país más caro, que está cerrando sus fábricas y sus empresas y que está teniendo un seguro por desempleo cada vez mayor. Así lo indica la prensa y también lo dijo la señora senadora Payssé.

Estas son las cosas que le preocupan al Partido Colorado y que le preocuparon en 2013, y que hoy nos convocan para discutirlas nuevamente.

Después de la interpelación se produjo un cambio en la política de control de la cantidad de dinero a través de la operación M1 en el Banco Central del Uruguay, pero se siguió dejando de lado y sin atender el déficit fiscal, a pesar de que se venían prendiendo luces en el tablero y alertando sobre tal situación.

A propósito de lo expresado por el señor senador Bordaberry en un pasaje de su interpelación en el que se refería a un cambio del discurso que se tuvo en 2012, es bueno recordar cuando en diciembre de 2012, en ocasión de la reunión de ACDE, el señor ministro Lorenzo, el presidente del Banco Central del Uruguay y el director de la Asesoría Macroeconómica, dieron un mensaje que nos sorprendió a todos por la bonanza y abundancia que anunciaron. ¡Parecía que habíamos llegado al Primer Mundo! Sin embargo, treinta días después, en el mes de enero, se prendió nuevamente un parlante y nosotros, que estábamos todos tranquilos, recibimos un mensaje muy diferente a aquel, de abundancia, que se había dado a fin de año. De todo aquello tan bueno que se había señalado, pasamos a anuncios muy preocupantes –dados precisamente por actores del Gobierno–, tales como que el déficit fiscal de 2012 fue muy superior a lo previsto –se ubicó en el 2,8 %– y que el aumento de los precios, es decir, la inflación, seguiría alta en los seis meses por venir. Ante este cambio de discurso y de escenario que se nos trasmitía por aquellos protagonistas directos que tenían que ver con la conducción del país y con lo que era la política económica, los uruguayos recibimos un sacudón.

Sinceramente, quiero decir que en 2010 ya el ministro Lorenzo hablaba de su preocupación  –es de honestidad intelectual decirlo– por el déficit fiscal, por el tipo de cambio y, sobre todo, por los ingresos de las empresas públicas, con respecto a las que, en 2012, dijo que se le escapaba de las manos su control. Esto era grave, sabiendo la importancia que tienen las empresas públicas para Rentas Generales y para la economía del país. Insisto, el hecho de que no se pudieran controlar era algo inquietante. Por suerte, actualmente no hay dos equipos económicos como los hubo en otro momento. Pero actualmente, los grandes temas del país se están decidiendo a nivel del PIT–CNT y de la Mesa Política del Frente Amplio y nosotros, como parlamentarios, no estamos de acuerdo con ello.

Señora presidenta: no me voy a referir al contexto y entorno regional e internacional al que Uruguay tiene que hacer frente porque han sido muy bien descritos por la señora senadora Payssé. Sí quiero decir, con respecto al déficit fiscal, que cuando se vio que las cosas estaban mal, se siguió echando leña al fuego con una política fiscal expansiva, con tasas de interés, hasta 2013, que provocaron mayor ingreso de capital. Los sectores que tenían buenos precios de commodities iban bien, a diferencia de aquellos que no los tenían o no trabajaban con ellos. Por ejemplo, las industrias exportadoras y los servicios de turismo iban mal. Parecía, entonces, que había dos países en un mismo Uruguay.

Todo esto no se vio, no se avizoró, y hoy estamos pagando las consecuencias.

Luego de esta breve reseña de lo que fue la historia y de cómo actuó el Partido Colorado –que, lejos de ser crítico, trató de ser constructivo–, voy a referirme a los elementos fundamentales por los cuales nosotros no vamos a acompañar esta rendición de cuentas.

Señora presidenta: creo aquí siempre ha faltado un poco de grandeza por parte del Frente Amplio. Así como nosotros reconocemos las cosas que están bien y señalamos las que están mal, nunca sentí lo mismo de parte del Frente Amplio, que ha soslayado la importancia de las reformas estructurales procesadas en las últimas décadas. Me refiero a reformas estructurales tales como la Ley Forestal, zonas francas, puerto libre, concesión del puerto y del aeropuerto, apertura del mercado de seguros, construcción de rutas, políticas de lechería, cuenca arrocera, electrificación rural, acuerdos de inversión con Estados Unidos, con Finlandia y con México, beneficios fiscales para la instalación de fábricas de celulosa, entre otras. ¡Nunca se reconoció por parte del Frente Amplio que esas fueron reformas estructurales que realmente cambiaron la matriz productiva del país y que le dieron un rumbo de crecimiento! Es cierto que después las mantuvieron –muy bien–, pero nunca reconocieron que esas fueron obras de otros gobiernos y no del Frente Amplio; quería dejar eso puntualizado.

     Se omitió reconocer, además, que gran parte del crecimiento y de la inversión se explicaron por la llegada de capitales que salían de un mundo desarrollado en crisis, buscando mejores alternativas en eran nuestros países y, evidentemente, ahora la situación va a cambiar. El cambio de escenario se veía venir desde hacía tiempo, y así lo habían anunciado distintos analistas; también el Partido Colorado, desde el Programa de Gobierno –que no voy a reiterar ahora– y con los elementos que tenía, advertía que íbamos a tener que enfrentarnos a eso.

Creo que a la salida de la crisis, de la famosa crisis, se recibió un resultado fiscal prácticamente equilibrado. En 2005 el déficit fiscal fue de 0,4 %; reitero: el déficit fiscal en el año 2005 fue de 0,4 %, y se termina el segundo gobierno del Frente Amplio con niveles excepcionales de déficit: un 3,5 %. Esto nos tiene que hacer pensar, y nos tiene que hacer pensar porque con tanto dinero hemos obtenido muy pocos resultados en las áreas más sensibles de esta sociedad, como la educación, la salud y la infraestructura. Los uruguayos hemos aportado, el país ha recibido y, sin embargo, no se ha sabido gestionar los resultados. Ese es uno de los aspectos que concentra las mayores críticas en el cual tenemos que detenernos a debatir porque no solo importan las políticas económica, monetaria y fiscal, sino también los resultados con que se vayan a aplicar para que la sociedad obtenga un retorno de lo que aporta.

     Con respecto al nivel de crecimiento observado en el primer trimestre de 2015, debe destacar no solo el impacto en energía, gas y agua, sino también el crecimiento industrial con la planta de celulosa, que implicó un 87 %. Sin industria, energía, gas y agua, el crecimiento de la economía es de un 2,3 %. El consumo privado, que crecía a un ritmo de un 4,2 % en 2014, pasó a crecer un 3 % en el primer trimestre de 2015. Las mediciones de los analistas prevén una expectativa de crecimiento del producto interno bruto del 2, 9 % para 2015 y de 2,7 % para 2016, o sea que va a bajar.

     En lo que respecta a la inserción internacional, ¿qué podemos decir de este último período de gobierno? Creemos que la inserción comercial es la llave para exportar el trabajo de los uruguayos y, por lo tanto, para mejorar su calidad de vida. El Gobierno pasado ha defendido la política exterior y se ha guiado más por semejanzas ideológicas que por los intereses nacionales. La inacción y falta de profesionalismo en el manejo de la política exterior llegaron, en el período 2010-2014, a niveles alarmantes, pero no voy a poner ejemplos para no demorarme más y no restarle tiempo al debate ni a quienes me van a suceder en el uso de la palabra. Mientras se iban sellando innumerables acuerdos comerciales entre otros países y bloques del mundo entero y se gestaban mega acuerdos entre América del Norte, Europa Occidental, además del Acuerdo de Asociación Transpacífico –entre algunos países americanos y asiáticos, sin China–, el Mercosur y Uruguay jugaron solos y así quedamos. Estamos con complicaciones con los vecinos y realmente aislados, con problemas para  poder insertarnos y, por lo tanto, perdiendo oportunidades en el mundo de la globalización.

     Podemos considerar que el déficit fiscal de las finanzas públicas es la herencia maldita porque, realmente, le va a costar mucho a los uruguayos. En 2014 se llegó a un déficit fiscal global del sector público de un 3,5 %, lo que significó un deterioro del 1,1 % respecto al año anterior, cuando se había ubicado en el entorno del 2,3 %. Esto resulta inaceptable, ¡inaceptable por las condiciones de bonanza que el país recibió durante una década! Resulta realmente inaceptable que hayamos terminado con este déficit. Luego de esos diez años nunca pudimos haber terminado con un déficit mayor al que tuvimos en el epicentro de la crisis.

     En cuanto a la evolución del déficit público consolidado, el mayor déficit financiero de Ancap explica en un 35 % el deterioro que se da desde 2004 y que asciende al 0,6 % del producto interno bruto. No voy a hablar sobre Ancap porque ya se habló y se va a hablar mucho del tema, pero es sabido que fue uno de los elementos  que ha tenido mayor impacto negativo en el producto interno bruto.

     Quiero detenerme en algo que para mí es de vital importancia. Me refiero al tope de deuda pública nacional, a la autorización que tiene el gobierno, por parte del Parlamento,  para endeudarse. Para el año 2014 el Gobierno tenía autorizado un tope de deuda de USD 670:000.000. En realidad, estamos manejando la cifra en dólares y se debería hacer la conversión, porque la autorización es en unidades indexadas. Sin embargo, en febrero de 2015 –antes de que cambiaran los integrantes de este Parlamento– se aprobó una ley que autorizaba al Gobierno a tener un nuevo tope de endeudamiento. Este nos pidió que para el 2014 –que hacía más de un mes había terminado– le autorizáramos un nuevo tope de endeudamiento, que era de USD 1.100:000.000. Es decir que el Gobierno nos pidió que le autorizáramos el aumento del tope de deuda, que era de USD 670:000.000, a USD 1.100:000.000. Si miramos los datos del Banco Central del Uruguay que teníamos en ese momento, al cierre del tercer trimestre de 2014, vemos que el endeudamiento ya trepaba a USD 1.200:000.000. Entonces, ¿qué nos dice esta rendición de cuentas? Que el ejercicio 2014 se cerró con un endeudamiento de USD 1.900:000.000. Reitero que en el año 2014 el Gobierno estaba autorizado USD 670:000.000 y gastó USD 1.900:000.000.

     ¿Qué nos dice el Tribunal de Cuentas de todo esto? El organismo se remite al numeral 6.º del artículo 85 de la Constitución de la república, que establece que la autorización para el endeudamiento compete a la Asamblea General, a iniciativa del Poder Ejecutivo, por lo que al haberse superado el tope máximo autorizado de 11.000:000.000 de unidades indexadas, se contravino –se contravino, reitero– lo dispuesto en dicha norma, o sea, en la Constitución de la república. Con fecha 18 de febrero de 2015, ya cerrado el ejercicio, se aprobó la Ley n.º 19316 mediante la cual se sustituye el artículo 4.º de la Ley n.º 17947, en la redacción dada por el artículo 266 de la Ley n.º 18834 de 4 de noviembre de 2011, por el siguiente: «Artículo 4º.- A partir del 1º de enero de 2014, la deuda pública nacional neta en cada ejercicio anual podrá ser incrementada en hasta un máximo equivalente a UI 9.000:000.000 (nueve mil millones de unidades indexadas». En el mismo informe se señala que dicha norma no resulta aplicable para el ejercicio 2014 en tanto, tal como se dispone en el citado artículo 85, el endeudamiento debe ser autorizado, y eso implica un acto legislativo previo a que dicho endeudamiento ocurra. Entonces, ¿qué nos está diciendo el Tribunal de Cuentas sobre esta situación? Nos dice que el Gobierno frenteamplista, sin autorización legal –y por tanto, violando la Constitución de la república–, generó un endeudamiento tres veces mayor al que había solicitado. Tenía autorizado un tope de USD 670:000.000 y gastó USD 1.900:000.000. Este es uno de los elementos por los cuales podemos adelantar que no estamos en condiciones de votar esta rendición de cuentas, ya que viola la Constitución y tiene observaciones del Tribunal de Cuentas.

Por otra parte, creo que la clase media recibió un gran mazazo. Es así que a julio de 2014 la introducción del IRPF y del IASS explican el 36 % del incremento de lo recaudado por la DGI, luego de aprobada la reforma tributaria; es más, desde 2013 el IRPF y el IASS han recaudado más que el Impuesto a las Rentas de las Actividades Económicas.

     Por todas estas razones, tampoco me identifico con esta forma tributaria de castigar a la clase media.

Tal como hemos expresado, la inflación es una preocupación. Y todos los días escuchamos decir al señor ministro Astori que la inflación es una de las grandes preocupaciones y que no puede superar la meta del 5 %, que fue lo que prometió el presidente Tabaré Vázquez durante su campaña electoral. Pero hoy día es imposible; se dice que está en un 9 % y no es así; ¡está en 9,48 %! La inflación es uno de los impuestos más regresivos, es uno de los impuestos que castiga a aquellas personas con ingresos fijos: asalariados, jubilados o pensionistas, y a todos los prestatarios de la seguridad social. Eso genera inestabilidad económica y hace perder la competitividad. La inflación no es una luz amarilla, es una luz roja que el Uruguay tiene en el tablero y que tiene que superar. Hace una semana se anunciaron lineamientos para los consejos de salarios, independizándolos del aumento de la inflación.

     Creo que junto con la inflación, tenemos que hablar de la competitividad. Tanto los indicadores de tipo de cambio real, como el Índice de Excedente Bruto Unitario de la Industria Exportadora y otros indicadores más complejos, muestran que durante los gobiernos del Frente Amplio la economía ha perdido, en forma significativa, capacidad para competir. La caída verificada del precio de las commodities que exporta Uruguay ha agravado la situación.

     En cuanto al mercado de trabajo, el nivel de empleo promedio en 2014 era del 60,4 %, lo que representaba 1:678.400 personas ocupadas. Con dicho nivel de empleo y una tasa de actividad –personas dispuestas a trabajar– de 60,4 % el desempleo ascendió al 6,6 % en promedio, o sea, unas 118.000 personas. En los primeros cinco meses del 2015 la tasa de empleo se redujo un 1,9 % y se ubicó en 59,4 % entre la población en edad de trabajar. El desempleo creció a un 8,6 % respecto a los cinco primeros meses del año anterior, lo que equivale a 630.900 personas que buscan trabajo en este Uruguay y no lo consiguen.

     A continuación, me referiré al crecimiento de los vínculos laborales en el sector público, del que tanto se ha hablado aquí. Realmente, creo que muchos pueden ser necesarios, muchos se podrán justificar, muchos podrán estar dados dentro de las partidas presupuestales, pero hay una contradicción porque donde más se han constatado es donde más usuarios se han perdido. Estas son cosas que nos hacen pensar. Se ha verificado un fuerte crecimiento de vínculos laborales en el sector público. En efecto, entre el 2004 y el 2014 los vínculos laborales totales –funcionarios y no funcionarios– pasaron de ser 241.725 a 308.091. En el mismo período, los vínculos con funcionarios públicos pasaron de 229.454 a 292.473. Si descontamos los funcionarios de los gobiernos departamentales, el aumento en el período 2004-2014 fue de 48.672 funcionarios, o sea que hubo un incremento del 25 %. Gran parte de este incremento se dio en la ANEP, en la Universidad de la República y en la nueva ASSE. En la ANEP se pasó de 49.020 funcionarios en 2004 a 84.892 en 2014, o sea que aumentó la plantilla en un 73 % pero, concomitantemente, la cantidad de alumnos se redujo en los últimos años, con una sola excepción: la UTU. En la ANEP la cantidad de alumnos se redujo a 32.053. Por otra parte, ASSE inicia actividades en el 2007 con 14.673 empleados y llega a 22.999 en 2014, es decir que tuvo 7.858 empleados más –lo que equivale al 56 %– aunque, simultáneamente, la cantidad de usuarios de hospitales públicos se redujo al migrar al Fonasa, estabilizándose en los últimos años. Un crecimiento similar muestra la Universidad de la República, cuya plantilla se incrementó en estos diez años en un 46 %, o sea en 5.515 empleados.

     Indudablemente, el incremento en la plantilla de funcionarios de estos organismos es importante, así como son importantes los crecientes créditos presupuestales, pero la mejora en la gestión no apareció.

     (Suena el timbre indicador de tiempo).

SEÑORA MONTANER.- Reitero: el incremento en la plantilla de funcionarios es importante, también son importantes los crecientes créditos presupuestales, pero no se apreciaron los resultados. No podemos hacer como el avestruz y esconder la cabeza bajo la tierra y no ver que estamos fallando al aportar dinero y hacer ingresar a más funcionarios sin obtener resultados.

En el mismo período de diez años, la Presidencia de la República aumentó su plantilla en un 59 %, pasando de 848 funcionarios en 2004 a 1.349 en 2014. Por último, solo en el año 2014 –año electoral–, en el Poder Ejecutivo, en las empresas públicas y en los organismos del artículo 220 de la Constitución, la cantidad de funcionarios públicos creció en 11.053 nuevos empleados.

Estos son datos que nos tienen que servir para reflexionar. Hoy el señor ministro Astori, el mismo que decía que el país tenía espacio fiscal, que no había que preocuparse, que teníamos fortalezas internas enormes, que podíamos seguir trabajando en todos los aspectos relacionados con estos elementos, ese mismo ministro está hablando de cautela, de que no hay que llenar más las vacantes, de que tienen que terminarse las horas extras y los retiros incentivados. Hay un cambio sustantivo en el discurso del señor ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, lo que indica que estamos ante una nueva situación económica del país. Son las mismas personas las que  han conducido, desde hace diez años, los gobiernos de la administración frenteamplista; han cambiado los roles, pero tienen conocimiento tanto de la administración del expresidente Mujica como de la anterior del presidente Tabaré Vázquez. Cuando este se sorprende con lo que encuentra de la administración Mujica, es de honestidad intelectual decir que no puede sorprenderse ya que debía estar informado por los mismos actores y protagonistas que llevaban adelante el rumbo de la economía de este país.

El gasto se multiplica, pero los servicios son cada vez peores. En infraestructura, se terminó invirtiendo menos que antes en algunos sectores por dos razones: porque los costos de la construcción subieron más que el IPC y porque una parte de la inversión vial en 2010  se iba a hacer a través de los PPP, pero no aparecieron y nunca se cumplió. Es así que a la hora de pasar raya podemos concluir que, luego de 10 años de gestión frenteamplista, las inversiones del Ministerio de Transporte y Obras Públicas del 2014 en volumen físico están un 19% por debajo de las de 2015 y un 35% por debajo de las del año 2010.

Respecto a la seguridad interna, volvemos a lo mismo: mucha inversión y poco resultado. Los resultados en materia de seguridad son catastróficos. Tenemos dos indicadores que son tremendos: los homicidios aumentan un 45% entre 2014 y 2015 y pasan de 190 a 275, y las rapiñas aumentan un 120% –se duplican–  y pasan de 1.142 a 2.097.

Con relación a la educación, simplemente voy a dar dos datos para no extenderme más, pero todos los días estamos viendo problemas no solamente con los resultados, sino también con la conflictividad social y gremial producida por el tema salarial.  En las pruebas PISA más del 50% de los alumnos uruguayos no llegan a los niveles de suficiencia. En 2013, el 62% de los jóvenes uruguayos entre los 18 y 24 años de edad no asistían a ningún centro educativo; solamente el 28% de los alumnos termina la educación superior en tiempo y forma, mientras que el 38% lo hace entre los 21 y 23 años.

     Ahora bien, también hay pérdidas extraordinarias en 2014. En las notas a resultados extraordinarios de 2014 se advierten algunas pérdidas que suman más de USD 350:000.000 y que no han sido debidamente justificadas. Eso es grave y esperemos que algún día las puedan justificar. Ellas son las siguientes. El Fideicomiso del Banco Hipotecario del Uruguay tuvo una pérdida de $ 989:194.971,  aproximadamente USD 40:000.000 de pérdida; la Recompra de Bonos del Tesoro tuvo  una pérdida de $ 5.840:831.682, que son unos USD 250:000.000 por diferencia de cambio por la recompra de Bonos; en el caso del swap colocación de Bonos en yenes, entre la pérdida y la ganancia, hay otros USD 16:000.000 de deuda. Por último, las quitas de deudas del Ministerio de Economía y Finanzas y del Banco Central tuvieron una ganancia de $ 987:109.765.

En cuanto a las transferencias a los gobiernos departamentales, más que se duplicó en términos reales en los últimos diez años, pero no se hizo en forma equilibrada y equitativa. Mientras que la Intendencia de Artigas recibió en 2012-2014 un 38%, la de Salto recibió un 29%, la de Maldonado, un 39%; la de Cerro Largo, un 31% y la de Rivera, un 36%.

Con respecto al Fondes, debo decir que nosotros lo votamos como ley, bajo el compromiso de que tuviera controles; lo votamos porque creíamos y creemos que puede ser una herramienta para los trabajadores, para las cooperativas, para aquellos proyectos que por determinadas circunstancias no pueden seguir adelante lo votamos convencidos de su finalidad y de su espíritu. Sin embargo, tenemos que decir que en el Fondes hubo falta de transparencia, que no fueron claros los criterios de selección y tampoco fue suficiente la información dada por el Poder Ejecutivo o por las jerarquías del Gobierno, no solo acerca de los métodos de selección, sino, también, sobre cómo lo iban operando.

El Fondes es para apoyar y financiar proyectos productivos viables y sustentables,  pero nosotros observamos que solo ocho proyectos concentran el 93,17% de los fondos aprobados, lo que nos deja con gusto a poco respecto a la información brindada sobre los criterios de selección para la transparencia y el manejo de los fondos públicos. ¿Cuáles fueron esos ocho proyectos que concentraron el 93,17% de los fondos? ALAS U, CTC (Olmos), Ebigold S.A (Envidrio), FUNSA COOP, COEP (Imprenta), COTRAPAY (textil), UCOT (transporte de pasajeros) y URUTRANSFOR (fábrica de transformadores). El Fondes también contempla una inversión de $ 48:000.000 para la adquisición de un inmueble, y el pago de honorarios por administración es de más de $ 54:000.000 en 2014, lo que consideramos un exceso.

Señora presidenta: voy a terminar diciendo los puntos por los cuales no vamos a votar esta rendición de cuentas.  

     Punto uno: el Gobierno hizo caso omiso a las advertencias que tanto políticos como técnicos hicieron sobre el cambio de escenario y mantuvo la política de meter leña al fuego y aumentar el gasto por encima del crecimiento de la recaudación y de la producción.

     Punto dos: la ejecución 2014 del Presupuesto Nacional es la frutilla de la torta, con un carnaval electoral que analistas privados estiman en un 1,5% del PBI respecto al cuatrienio 2010-2013, pero que termina con un déficit histórico del 3,5% del Producto Bruto Interno, luego de diez años de una bonanza permitida por un escenario internacional con precios récord en los commodities, bajas tasas de interés e inversores que, desesperados, buscaban oportunidades donde invertir porque las economías centrales estaban en crisis.

     Punto tres: el déficit de 3,5% es más de cuatro veces superior al planificado por el Gobierno en la instancia presupuestal 2010-2014, que era de un 0,8% del PBI.

     Punto cuatro: tenemos que remontarnos a 2002, al epicentro de la crisis, para encontrar un déficit similar, del sector público, a 3,7%.

     Punto cinco: se gastó en forma indiscriminada, pero no hubo grandes reformas. Desde el Gobierno no se hicieron las reformas que permitieran dar nuevos saltos para promocionar al país como un destino de inversión. Podemos rescatar algún retoque de la ley de inversiones, aunque quizás a un costo muy alto, ya que promovió inversiones que de todas formas se iban a realizar.

     Punto seis: se aumentó la carga tributaria, en especial sobre la clase media uruguaya. En la campaña electoral se prometió un paquete de alivio de USD 45:000.000, pero este brilló por su ausencia.

     Punto siete: nada se avanzó en materia de política exterior. Es más, se retrocedió y se rompió con lo que había sido siempre una política de Estado. No se abrieron nuevos mercados, resignando así la posibilidad de más cantidad y calidad de trabajo para los uruguayos.

     Punto ocho: las reformas institucionales promovidas en el primer Gobierno del doctor Vázquez incluyendo a los gremios de la enseñanza y de la salud en los órganos de Gobierno trabaron aún más la gestión.

     Punto nueve: los prejuicios ideológicos nos hicieron perder el rumbo.

     Punto diez: se gastó mucho más en educación, seguridad, salud y otras áreas, pero los resultados fueron cada vez peores.

     Punto once: las empresas públicas se aspiraron el espacio fiscal. Solo el desastre de Ancap explica un 35 % del deterioro del resultado fiscal en la década 2004-2014. Con fundamentalismo se dice que desde 2005 se instaló un planeamiento estratégico antes inexistente en Ancap, pero cuando se profundiza vemos que los planes de inversión, por dar un solo ejemplo, terminan siendo varias veces menores a la inversión que se terminó ejecutando y los retornos que se anuncian nunca llegan. Año a año, la situación fue peor.

     Punto doce: asuntos como el de Pluna resumen también la falta de rumbo y de respeto a las formas, así como serios problemas de gestión.

     Punto trece: muy poco se hizo en materia de infraestructura. Se prometieron inversiones a través del sistema de las PPP, que nunca llegaron. En este presupuesto la inversión pública baja y se vuelve a anunciar que un 35 % de la inversión en infraestructura será ejecutada por el sector privado. Hoy se reconoce que será difícil crecer sin abordar este capítulo. Ojalá que esta vez los planes se cumplan.

     Punto catorce: la inflación está fuera de control y compromete la impostergable recuperación de competitividad –tipo de cambio real– para volver a crecer.

     Punto quince: la mala gestión del gobierno que termina –y que hoy estamos evaluando– es la que termina hipotecando la posibilidad de invertir más recursos en educación y en otras políticas sociales y productivas.

SEÑORA MONTANER.- Ya se la concedo, señor senador.

Decía que impide, una vez más, hacer política anticíclica en un momento en que el país lo necesita. Lejos han quedado las promesas –que han sido inviables– de más del 3,5 % del producto en mejoras presupuestales. Pero tampoco puede ser que ni siquiera se pueda con la acotada cifra que plantea el articulado del proyecto presupuestal: 0,8 % del PBI.

     Ahora sí, le concedo con mucho gusto la interrupción que me solicitó el señor senador Michelini.

SEÑORA MONTANER.- Con mucho gusto.

SEÑORA MONTANER.- He terminado, señor presidente.