Mis palabras en la media hora previa sobre instalación de estatua de la Virgen María

SEÑOR BORDABERRY.- Señora presidenta: como se sabe, la rambla de Montevideo es uno de los paseos preferidos de los montevideanos. Algunos hacen deporte, otros caminan, y otros pasean. Son 22 kilómetros de balcón al río de la Plata, que privilegian nuestra ciudad.

Entre los muchos ciudadanos uruguayos que concurren a la rambla, hay varios miles que desde hace ya muchos años se reúnen en la zona de la Aduana de Oribe a rezar el rosario a la Virgen María. Hace un tiempo presentaron a la Intendencia de Montevideo la iniciativa de instalar en ese lugar una imagen de la Virgen María, de no más de dos metros de altura.

El intendente de Montevideo –exsenador–, Daniel Martínez, estuvo de acuerdo, pero lamentablemente el pedido fracasó en la Junta Departamental. Algunos sostuvieron que con la instalación de la estatua de la Virgen en el lugar, los católicos se estarían apropiando de un espacio público, y otros expresaron que ello violaría la laicidad. ¡Nada más equivocado!

Colocar una estatua en recuerdo, en homenaje o como lugar de veneración en un espacio público, no es apropiárselo. Por lo contrario: es reconocer a una figura que genera adhesión, respeto, o que se entiende necesario recordar por lo que significa para el país o para una parte de la ciudadanía.

Afirmar esto sería como aceptar que nosotros, los colorados, nos hemos apropiado de los espacios públicos donde se encuentran colocadas las estatuas a Luis Batlle o a José Batlle y Ordóñez, o de la plaza dedicada al general Fructuoso Rivera; o que el Partido Nacional se ha apropiado del espacio dedicado a Luis Alberto de Herrera o a Aparicio Saravia; o que el Frente Amplio ha hecho lo mismo con el espacio dedicado a Líber Seregni. ¡No es así! Con devoción vamos, año a año, a esos espacios públicos a venerar a los grandes hombres de nuestros partidos, y a nadie nunca se le ha ocurrido decir que por ello nos hemos apropiado de esos espacios.

Con la imagen de la Virgen María pasa algo parecido. Hay una buena parte de la población que la venera y se reúne en un lugar a rezarle más de una vez al año, y ella lleva varios cientos de años –en realidad, casi dos mil– de ventaja a los otros.

Hay quienes veneran, a principios de febrero, la imagen de la diosa Iemanjá. Otros recuerdan el Genocidio Armenio, y otros el Holocausto, en una clara muestra de tolerancia, laicidad positiva y aceptación de la diversidad de pensamiento.

De ahí que entendemos que debe aceptarse esa solicitud y colocarse la estatua de la Virgen en el lugar mencionado.
El próximo viernes 8 de diciembre –pasado mañana– es para nosotros, los católicos, el día de la Virgen. Sería un buen día para que el señor Intendente –que está de acuerdo con esto– insista, en estos tiempos del Adviento, en la instalación de la imagen de la Virgen y que la Junta Departamental lo acepte.

Solicito que la versión taquigráfica de mis palabras sea enviada al intendente de Montevideo, a la totalidad de los ediles de la Junta Departamental de Montevideo y al señor presidente de la república.
Muchas gracias.