Morir en la Capital por José Amy
Históricamentenuestro país ha presentado un centralismo implacable y feroz, nuestro Estadonació y se consolidó bajo el criterio metropolitano, mala herencia española,cimentada en un criterio de férreo control. Pese a este panorama lasadministraciones de los Dr. Sanguinetti, Lacalle, y Batlle intentaron con éxito relativo descentralizaren las más diversas áreas del Estado a destacar salud, educación, vivienda,administración etc, etc. Con el ingreso al gobierno del Dr. Tabaré Vázquez, sibien hemos dedicado espacios para esgrimir nuestras diferencias, debemos reconocer que en su gestión se logró unavance sustantivo}, en materia de descentralización a nivel Dptal con lacreación del tercer nivel de gobierno. Hemos sostenido también que no es unafórmula perfecta, pero sin dudas es muchísimo más de lo que había. Entre los años 2008 y2010, se gestaron en Uruguay dos leyes que marcarían un avance en desarrolloterritorial en el país, dotando al nivel departamental y local de mayor visualizaciónen la esfera pública, una fue la ley de Ordenamiento Territorial y DesarrolloSostenible (18.308) aprobada en mayode 2008, y la ley de Descentralización Política y Participación Ciudadana (18.567)aprobada en febrero de 2010 .Sobre estos marcos legales y su importancia para eldesarrollo local ya hemos confeccionado diferentes columnas que pueden serconsultadas por el lector en nuestra web, por lo que no quisiéramos hondarnuevamente en el tema. Por otra parte la gestión del Sr. Pte. Mujicadista de ser inclusiva, descentralizadora, su actitud nos regreso a la viejalínea del centralismo Montevideano, aumentando el centralismo político y deservicios, y acicateando así la vieja división Interior- Capital. Levantamosnuestra voz contra de la institucionalización de una política de control, desde elPoder Ejecutivo en todas las áreas, en desmedro de los Dptos, contando paraalgunas acciones, con la complicidad de los Intendentes que ha regaladoporciones importantes de autonomía Departamental, a cambio de asistenciaeconómica. Hoy a los ojos del gobierno tenemosciudadanos de tres categorías, es decir, ciudadanos de primera, que habitan enla capital del país, de segunda, que habitan en las demás capitalesdepartamentales y de tercera, habitantes pertenecientes al interior profundo. Nuestrocontacto con ciudadanos de todos los rincones del Dpto, nos ha permitidorecabar evidencia empírica, percibidos que la salud y la infraestructura songrandes deudas, el sistema de Salud se ha desarticulado en elinterior, hemos corroborado que en las policlínicas faltan los medicamentos,que en el interior profundo no hay ambulancias, que la gente muere sin poder almenos ser asistida. Los servicios implementan planes de ahorro que perjudican al los ciudadanos de laslocalidades y centros poblados, por ejemplo, dentro de los planes dereestructura impulsados por UTE donde según el gobierno se mejora técnicamente,se ha generado una clara desigualdad para ciudadanos de un mismo país , en laslocalidades de nuestro Dpto como Palo Solo y Cañada Nieto los usuarios no pueden pagar los recibos de UTE ,teniendo que aparte de hacer efectivo el pago del consumo de energíaeléctrica, pagar a un comisionista que se encargue de las facturas en alguna otralocalidad cercana, mostrándonos el rostro más crudo de una actitud discriminatoria desde el Poder Centralhacia el interior profundo. La educación no llega tampoco en calidad, problemascon el transporte de alumnos de una localidad a otra, infraestructura dañadapor temporales que nunca llega a arreglarse, problemas por planes de estudio,falta de docentes para cubrir horas, son algunas de las falencias que sepresentan en dichas localidades del interior. Las Intendencias Departamentales ejemploclaro del primer nivel de descentralización, se empecinan en perder cada vez más autonomía presupuestal y de gestión,cediendo fondos genuinos. Acciones centralistas y anticonstitucionales como el impuesto al patrimonio, lasregulaciones de patentes de rodados, tasa de alumbrado, (SUCIVE E ICIR)pretenden recaudar fondos a redistribuirdesde el centralismo capitalino y a voluntad del infaltable burócrata de turno.Una vez más la incoherencia se hace presente, golpeando la puerta de losciudadanos del interior. Parece no perder vigencia aquella canción queescribiera Pablo Estramin en la décadade los 90, “…si te tienen que operar, morís en la capital, cuando quierasestudiar, morís en la capital, cuando quieras progresar morís en la capital…”creemosque es tiempo de que ese interior profundo con tanta riqueza cultural y humana,tan postergado en el tiempo deje de “morir en la capital”.