Momento de Respuestas y Decisión

pedroLos economistas están dando por estas horas algunas alertas sobre la situación económica internacional.

Una de estas refiere a la posible suba de las tasas de interés en los países desarrollados, en especial en los Estados Unidos.

Las consecuencias de ello para países como el nuestro no son buenas. Cuando las tasas de interés en los países desarrollados son bajas, los capitales buscan rentabilidad fuera.

Ello explica la gran inversión extranjera de los últimos años. Ese ingreso de capitales también fue provocado por el prestigio del país derivado, por ejemplo, de no haber entrado en default cuando nuestros vecinos argentinos lo hacían. El investment grade obtenido hace un tiempo y la larga tradición de respeto por las normas jurídicas, la independencia del Poder Judicial y la baja corrupción también pesan como incentivo a la inversión en el Uruguay.

Más allá de esto, el posible aumento de tasas y una incipiente recuperación de Estados Unidos está provocando un retorno de capitales. Si los mismos vuelven a encontrar ahí rentabilidad similar o superior, comenzarán a dejar el Uruguay y la región.

Por eso en estos momentos se debe ser extremadamente cauteloso y otorgar las máximas seguridades que hagan atractiva no sólo la llegada de nuevas inversiones sino el mantenimiento de las realizadas.

Es que al inversor no sólo hay que atraerlo para que genere trabajo, riqueza y actividad. Hay que cuidarlo también.

De ahí que son preocupantes algunas cosas que ocurren hoy en nuestro país.
El episodio de UPM y las dudas en el otorgamiento de la autorización para el aumento de su producción, son una de ellas.

La Dirección Nacional de Medio Ambiente concluyó que el aumento de producción solicitado no afectará al mismo. El Uruguay realizó el procedimiento correspondiente para poder otorgar unilateralmente la autorización. Pero pese a ello el gobierno dudó sobre si dar o no la misma por temor a enojar a la Presidente de Argentina o ante la amenaza de que los piqueteros de Gualeguauchú vuelvan a cortar los puentes.

Más allá de que no se puede aceptar una amenaza, si el inversor cumplió con los requisitos y el Uruguay siguió todos los trámites para dar la autorización, esta debe otorgarse.

Porque de lo contrario ¿para qué se inició ese camino?

Proteger, cuidar, al inversor que además da trabajo a miles de uruguayos, transportistas, proveedores, productores forestales, estibadores, etc. es vital.

Quién así es tratado no sólo continuará invirtiendo sino que alentará a otros que lo hagan.
Pero existen otras preocupaciones.

Por ejemplo Terminal Cuenca del Plata está esperando desde hace ya varios meses un acuerdo con el gobierno para ampliar la misma. Ha invertido más de lo que se había comprometido a invertir, revolucionado y cambiado al puerto de Montevideo, y está negociando crecer aún más. ¿Cómo no atender rápidamente esta propuesta en momentos en que la producción, por suerte, reclama más y mejor infraestructura y logística?

Estos inversores, al igual que Puertas del Sur, el concesionario del Aeropuerto Internacional de Carrasco, invirtieron en el país en momentos de crisis. Apostaron a él en tiempos no tan buenos como los de hoy.

Fueron seleccionados además de forma transparente: a través de un remate público en el que quien ofertó más resultó adjudicatario de la concesión.

Cuidarlos cuando quieren seguir invirtiendo en el país es esencial.

Otra sombra que surgió en los últimos días es el retiro de un banco que fue allanado en la Zonamérica. Más allá de que no corresponde pronunciarnos sobre el cumplimiento de una decisión judicial, cuesta entender las manifestaciones de altos jerarcas del gobierno expresando que están contentos porque un Banco se retira del país.

Para rematar una semana de yerros en estos temas, el Ministro de Trabajo se enojó con los técnicos que trabajaron para el informe sobre Competitividad Global 2013-2014 del Foro Económico Mundial.

Nuestro país retrocedió once lugares en dicho informe por culpa del deterioro en la macroeconomía, las restricciones en las condiciones laborales, las deficiencias en la calidad de la educación y la falta de innovación.

En lugar de enojarnos con el mensajero deberíamos tratar de hacer las cosas mejor. El que hizo el informe no tiene la culpa del déficit fiscal del 2,8% del año pasado. Tampoco de que hace varios años la inflación esta muy por encima del rango meta o que la competitividad de nuestra industria esta afectada por el valor del dólar.

La situación de nuestra educación y su deterioro se viene discutiendo desde hace rato.

Si queremos seguir creciendo y que los capitales sigan llegando tenemos que dejar de enviar mensajes equivocados. Hacer saber que no aceptamos presiones de piqueteros ni de Argentina sino que defendemos el interés de los uruguayos. Dar respuestas rápidas y precisas a quienes piden invertir aún más y aceptar que tenemos problemas de competitividad y que trabajaremos para superarlos.

Sobre todo que estamos dispuestos a hacer las cosas mejor.