Mis palabras en la sesión que aprobó el 3° Fondo Lechero

senado2SEÑOR BORDABERRY.- Vamos a ser muy breves porque quien apoyó este proyecto de ley fue la señora senadora Montaner, que hoy no se encuentra en sala.

Queremos expresar nuestro apoyo a esta iniciativa y, al mismo tiempo, hacer una advertencia.

Como se ha dicho, la lechería uruguaya está atravesando por un momento muy difícil. Desde hace casi una década se viene incrementando la producción en el país pero también aumentan enormemente los costos. Hoy el sector se enfrenta a una violenta caída de precios, a la que creo que no hay que hacer mucha referencia puesto que todos conocemos el sobrestock que tiene China y el aumento de la producción mundial; cuando se elevan los precios, aumenta la producción y no es solamente nuestro sector lechero el que está pasando por esta crisis, sino que también está ocurriendo en España y en una cantidad de otros países que están sufriendo esta situación al igual que nosotros.

Vamos a apoyar esta propuesta de creación de este tercer fondo lechero, pero queremos hacer una advertencia. Como bien decía el miembro informante, esto no soluciona el problema de fondo. Cuando baja  la marea, se ven las rocas; hoy ha bajado la marea y están a la vista las rocas, es decir, se ve lo que está pasando en este sector a partir  de lo que creemos es una crisis de competitividad, más que de financiamiento. Sin lugar a dudas, el sector lechero necesita financiamiento para pasar este mal momento, pero eso no soluciona los problemas de fondo que lo originaron y en eso creo que tenemos que ser claros. Los problemas de fondo son las transferencias que este sector  –al igual que algunos otros del ámbito  agropecuario– realiza al resto de la sociedad por vía de impuesto, tarifas públicas, combustibles excesivamente caros, etcétera. Al ser un sector condicionado por los precios internacionales, esto se nota mucho más cuando se mueven los mercados, como ha sucedido. No se puede competir internacionalmente con una mochila de ese tipo. Sin lugar a dudas, se soporta cuando los precios son muy altos y superan esos costos en exceso, pero ni bien caen los precios el edificio se derrumba, y a este nivel de costos la caída es mucho más violenta; eso es lo que está sucediendo.

Voy a citar el ejemplo; permítaseme una pequeña digresión. Hace unos días, un productor lechero que tiene una producción esencialmente pastoril, casi riéndose me dijo: «Y sí. Yo me quedé con la producción casi pastoril y gané menos dinero, pero hoy sigo ganando y no pierdo». Ese es un pésimo mensaje para el Uruguay que queremos todos: el que invierte, crece, no se queda en lo pastoril y arriesga. Pero una vez más en este ciclo de la economía, que siempre existe, el que arriesga hoy está en problemas y el que se quedó a la retranca, invirtiendo poco, no los tiene. Entonces, en la rueda del boliche, en la rueda del mate,  hoy les está diciendo: «Te dije. Te dije que no te metas, que no escuches, que no hagas caso cuando te vienen a vender la idea de que tenés que invertir más, producir más, gastar más, porque esos costos después te los trasladan y cuando se retira la marea vos quedas desnudo». Me parece que ese es quizás el peor mensaje que estamos volviendo a dar como país: que aquel que se esforzó e invirtió, hoy está enfrentando problemas, mientras quien no lo hizo ganó menos, pero hoy no está sufriendo.

      ¿Cuál es  la solución? Creo que a la larga pasa por la devolución de impuestos, que se maneja según la situación internacional. Si se gana mucho dinero y los precios son muy altos, no hay devolución de impuestos, pero en estos momentos para ser competitivos habría que hacerlo. Esto es algo sobre lo que no debemos tener miedo de hablar. Es más; a mi juicio tendría que establecerse una devolución de impuestos y parte destinarse a la cancelación de este fondo, para ir más allá.

Este mecanismo ya ha sido utilizado en el país. El fondo arrocero, que se establece sobre este mismo concepto, incluye adicionalmente una garantía del Estado por el sostenimiento de ese flujo de devolución, y ese mecanismo lo conocen tanto el Ministerio de Economía y Finanzas, como el de Ganadería, Agricultura y Pesca. Claro que su justificación es obvia: en un país donde los sectores productivos subsidian el boleto urbano, donde se subsidia a sectores no competitivos en el ámbito agrícola industrial, ¿cómo podemos negarle a un sector pujante y competitivo la devolución de esa parte de la competitividad que le sacamos artificialmente?

Voy a mencionar un par de elementos  adicionales. El primer fondo lechero       –creo que data del año 2002 o 2003– se basó en un financiamiento de las AFAP que se devolvía con un porcentaje de la leche  cuota. Lo recuerdo bien porque en aquel entonces era Ministro de Industria, Energía y Minería y, con mucha habilidad política, el Ministro de Ganadería, Agricultura y  Pesca estableció que él entregaba el dinero del fondo y si la planta no cumplía, el Ministro de Industria la clausuraba, con lo cual  él se quedaba con las rosas y me dejaba las espinas. Justamente, tuve que clausurar una planta por ese motivo, y lo hice porque parte del sistema reposa en el hecho de que la  plata que retiene vierta enseguida y no deje de hacerlo porque,  de lo contrario, fracasa. Esto sucedió en plena crisis financiera y no había financiamiento para nadie. La situación de endeudamiento de aquel entonces era acuciante; los fondos se destinaban a cancelar deuda en un régimen muy  beneficioso: por USD 1 se cancelaban USD 2 por el mecanismo de canje de deuda por bonos. Ese fondo ayudó a la reactivación productiva y fue muy exitoso.

El segundo fondo se hizo en pleno auge, y como el primero fue muy exitoso,  todo el mundo  lo apoyó –nosotros también–, con excepción de algunos a quienes les pareció que quizás no tenía todas las previsiones necesarias para enfrentar una situación distinta que no fuera de crisis. Creo que en este  proyecto se corrigen muchas estas previsiones, que no eran buenas, y me parece que eso es positivo.

      Reiteramos: creemos que esto es solo oxígeno, necesario, imprescindible, pero insuficiente. Quizás debamos pensar más en soluciones de fondo y ser un poco más parejos cuando analizamos los distintos subsectores agropecuarios. Vino la moda de la forestación, el boom de la agricultura, el boom de la lechería, corrieron a la producción ganadera a las tierras más duras, nos olvidamos bastante de ella, y hoy es la que, como hace 404 años en esta Banda Oriental, está bancando al sector  agropecuario del país.

Me parece que es importante que analicemos soluciones de fondo. No es lo mismo hacerlo cuando estamos en crecimiento que cuando estamos en situaciones de crisis. Hace cinco años presentamos dos proyectos de ley que reiteramos el 15 de febrero pasado y esperamos que en algún momento sean tratados. Por uno de ellos se crea el Fondo Nacional de Fósforo, uno de los grandes temas que tenemos hoy en el país. La semana pasada, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca anunciaba que iba a elaborar un plan relacionado con el fósforo. Cuando hace cuatro años concurrió a la Comisión de Ganadería el Ministro Aguerre nos dijo que nuestro proyecto de ley era poco ambicioso. Pasaron cuatro años y ahora está anunciando que va a armar  un plan. El otro proyecto de ley, que también presentamos hace cuatro años y reiteramos el 15 de febrero, fue el del Banco Nacional de Aguas –como complemento de la producción forrajera que necesita el país–, que si se hubiera aprobado en su momento quizás hoy podría ser una  ayuda importante para la enorme sequía que estamos sufriendo. Esperemos que esas iniciativas en algún momento se traten, ya sea para aprobarlas, rechazarlas o mejorarlas como, con seguridad, pueden serlo.

Apoyaremos con esta advertencia este proyecto de ley.

Gracias.