Mis palabras cuando se trató la creación de la Junta de Transparencia como Servicio Descentralizado
SEÑOR BORDABERRY.– Pido la palabra.
SEÑOR BORDABERRY.– Señor presidente: brevemente, queremos hacer uso de la palabra porque es bueno señalar las coincidencias con el oficialismo, y no siempre las discrepancias, que a veces destacan más.
Entre las disposiciones más importantes de la Constitución de la República, se encuentran los artículos 72 y 82. El primero de ellos establece: «La enumeración de derechos, deberes y garantías hecha por la Constitución, no excluye los otros que son inherentes a la personalidad humana o se derivan de la forma republicana de gobierno». El segundo, por su parte, expresa: «La Nación adopta para su Gobierno la forma democrática republicana».
Este proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo y propuesto por el oficialismo, que hoy estamos considerando, es, justamente, un paso en el sentido del republicanismo, de los derechos republicanos de la patria. Por eso es bueno destacarlo, felicitar la iniciativa del Poder Ejecutivo, felicitar la iniciativa de la bancada oficialista y decirles que con mucho gusto lo estamos acompañando.
La Junta de Transparencia y Ética Pública, obviamente, controla a todos, de modo que también al Poder Ejecutivo, y que tuviera la dependencia que tenía de este Poder, no era bueno para la forma republicana de Gobierno. Entonces, el hecho de que el Poder Ejecutivo hoy le esté dando esta nueva calidad de servicio descentralizado e independiente, nos parece que es muy bueno.
Además, el artículo 5.º que vamos a aprobar establece que para la designación de los integrantes del directorio de la Jutep, siempre –reitero: siempre– se requerirá tres quintos de votos de este Senado, lo que creemos que también es muy bueno, porque el oficialismo no tiene esa mayoría y, al aprobar esta ley, se está sometiendo voluntariamente a tener que acordar con los demás partidos –por lo menos con otra mayoría de esta Cámara– en este aspecto. Esto constituye otra muestra de republicanismo, que mucho aplaudimos y que volvemos a felicitar. Así como cuando nos toca criticar lo hacemos sin ningún tipo de tapujo, cuando nos toca alentar, como en el día de hoy, lo hacemos con total convencimiento.
Nos permitimos señalar a la secretaría, para que haga lo propio con la de la Cámara de Representantes, que el artículo 5.º que se propone necesita una mayoría especial para su aprobación. Como bien decía el miembro informante, se trata de la mayoría prevista en el inciso tercero del artículo 187 de la Constitución de la República.
En el primer inciso de la citada disposición se expresa lo siguiente: «Los miembros de los Directorios y los Directores Generales que no sean de carácter electivo, serán designados por el Presidente de la República en acuerdo con el Consejo de Ministros, previa venia de la Cámara de Senadores, otorgada sobre propuesta motivada en las condiciones personales, funcionales y técnicas, por un número de votos equivalente a tres quintos de los componentes» […]. Sin embargo, en el inciso segundo se establece que si dentro de los sesenta días no se logran esos tres quintos requeridos, alcanzará una mayoría simple para aprobar la venia. Nosotros, en aplicación del inciso tercero del artículo 187, que dispone que la ley por tres quintos de votos del total de componentes de cada cámara podrá establecer otro sistema de designación, estamos instaurando un sistema distinto, como nos autoriza el propio inciso. La Constitución exige tres quintos de votos del total de componentes de cada cámara, y esto es importante: en esos tres quintos se cuenta al presidente de cada una de ellas porque se habla del total de componentes, mientras que en el caso de la otra designación, en los tres quintos no se cuenta al presidente porque refiere a los componentes elegidos de acuerdo al artículo 94 de la Constitución, que no los tiene en cuenta.
Hecha esa anotación, y esperando que al momento de votar este artículo estén los 19 integrantes del cuerpo requeridos para su aprobación, reiteramos nuestro beneplácito por este proyecto de ley, que apoyamos calurosamente.
SEÑOR BORDABERRY.– ¿Me permite una interrupción, señora senadora?
SEÑOR BORDABERRY.– Es muy interesante el planteo que está haciendo la señora senadora.
Es cierto que la Constitución es muy sabia cuando establece que si no se logra esa mayoría de tres quintos en determinado lapso –en el caso de algunos entes y servicios descentralizados–, la designación se realiza por mayoría simple. Pero la Carta también contiene normas que exigen mayorías especiales como en el caso que está aludiendo ahora y que tiene relación con los integrantes de la Suprema Corte de Justicia, y también para la designación de los integrantes del Tribunal de lo Contencioso Administrativo, del Ministerio Público y Fiscal –nada más ni nada menos–, de la Corte Electoral o del Tribunal de Cuentas. Con la creación de la Junta de Transparencia y Ética Pública estamos mucho más cerca de esos organismos de contralor porque, justamente, para eso está, al igual que el Tribunal de Cuentas. Esos órganos deben ser independientes para garantizar la imparcialidad y la seriedad a toda la sociedad, y no solamente al partido de gobierno. Nadie tiene la exclusividad de decir «el que yo propongo es el mejor».
Lo otro que quizás me llama un poco la atención es decir que quienes tienen que proponer son las ONG, los integrantes de la sociedad civil y después, a la larga, sustituir –espero que no– en la propuesta –no escuché que lo dijeran– a la forma representativa republicana de gobierno. El artículo 4.º de la Constitución de la república dice que «La soberanía en toda su plenitud existe radicalmente en la Nación» y ella se manifiesta a través del cuerpo electoral. Por lo tanto, quienes estamos acá somos representantes nacionales y representamos a terceros.
Yo no niego la actividad de las ONG pero, ¿cómo se garantiza su representatividad? La única forma en la que yo creo es en la representatividad que se da con el voto. Si no, tendríamos que salir todos a constituir ONG aquí y allá, juntar muchas y decir «yo tengo más ONG». En realidad, lo que debemos tener son más votos; hoy el partido de gobierno los tiene legítimamente, se lo reconocemos y lo aceptamos. Pero me parece que trasladar esa decisión, esa forma republicana de gobierno a las ONG, a esos poderes corporativos, sería emular lo que en su momento hizo en España José Antonio Primo de Rivera, o sea, los gobiernos corporativos, esos en los que yo no creo.
Muchas gracias, señor presidente.