Desprolijidades

Pedro Bordaberry

pedroAceguá es un pueblo que queda en el límite entre Brasil y Uruguay, en el departamento de Cerro Largo.

Son unas pocas casas que quedan a un lado y otro de la Avenida que es una frontera adornada por los mojones que separan uno y otro territorio. Las construcciones delatan las características de cada país. Más coloridas y con tejas a la portuguesa del lado brasileño. Freeshops y menos color del lado oriental.

Las pocas estaciones de combustible que existen en el lugar quedan del lado brasileño.

Por eso llamó la atención la conferencia de prensa y posterior comunicado del Ministerio de Economía anunciando que quienes carguen combustible en Aceguá, con tarjeta de crédito, recibirán un descuento del 20%.

Al no existir estaciones de combustible del lado uruguayo la decisión del Ministerio de Economía no podrá aplicarse, salvo que se esté pensando que podemos obligar a Brasil a dar ese descuento.

Ese no fue el único error gubernamental. Según se me informó en Masoller, otra de las ciudades que presuntamente se quiere beneficiar, la estación de servicio oriental se encuentra cerrada desde hace tiempo.

El tomar decisiones a 400 o 500 kmts de distancia, en un escritorio burocrático de Montevideo puede llevar a estas desprolijidades.

Desprolijidad que ha sido una nota constante de este gobierno al que le queda poco más de un año de gestión.

Si para muestra basta un botón alcanza con ver lo que ha sucedido con Pluna. Mes a mes nos vamos encontrando con un nuevo giro, una nueva instancia, más propias de una telenovela brasileña que de una gestión gubernamental seria.

Aquel cierre que se dijo estaba motivado por inexistentes procesos multimillonarios en el Brasil, el frustrado remate con el caballero de la derecha (que en realidad era de la izquierda), el episodio del aval con el Banco de la República, la contratación de un abogado que asesoraba al anterior propietario de la empresa, el intento de perjudicar a los acreedores mediante una ley inconstitucional, la declaración de esta como tal, el cobro del aval, que finalmente no se cobrará, fueron una constante desprolijidad del Ministerio de Economía que nos costará a los uruguayos cientos de millones de dólares.

La telenovela prosiguió esta semana que termina en el Senado cuando se aprobó, con el voto contrario de la oposición, la reserva de las frecuencias aéreas de la ex Pluna por 180 días.

La desprolijidad en este caso fue que el proyecto de ley de prórroga se había enviado antes  que la Suprema Corte declarara inconstitucional la ley que estableció el fideicomiso de los bienes de Pluna.

Como la prórroga es al solo efecto de negociar las frecuencias junto con “la venta de los bienes fideicomitidos” y no hay más bienes fideicomitidos porque la ley fue declarada inconstitucional, se aprobó una ley que carece de objeto.

A esa desprolijidad se suman los antecedentes para aprobar la ley que legaliza la fabricación, comercio y distribución de la marihuana que tuvo su final esta semana.

Desde aquella primer conferencia de prensa en que cuatro ministros anunciaban que el Ejército plantaría la marihuana, pasando por la propuesta gubernamental de controlar el consumo reclamando “las colillas” de los cigarros que se fumaran, la confección de un registro y la obligatoriedad de que las farmacias vendan la droga, sucedieron muchas cosas.

Viajó el Presidente Mujica a Estados Unidos a visitar a David Rockefeller y George Soros, dos conspicuos representantes del mas puro capitalismo mundial, y estos le propusieron, y el Presidente aceptó, que Uruguay fuera un laboratorio donde se desarrollara el experimento de dar droga para terminar con la droga.

La aceptación de la propuesta por parte de nuestro Presidente y su posterior fundamentación revelaron toda la improvisación gubernamental: “si el experimento fracasa, daré marcha atrás dijo”. ¿Dará marcha atrás después que durante varios años le suministró 40 cigarrillos de marihuana por mes a los uruguayos, permitió el cultivo en las casas y clubes de consumo?

Pero con esa improvisación no fue suficiente y para temor de sus propios legisladores habló el mismo día que se aprobaba la ley y dijo: “no estamos totalmente preparados para esta ley de marihuana”. ¿Si no estamos preparados como es que aprobamos un experimento que afectará, con seguridad, la vida de nuestros jóvenes?

Para colmo al día siguiente de aprobada la ley, el Ministerio del Interior, del inefable Ministro Bonomi, aclaró que ellos no iba a controlar el cultivo de la droga en las casas de los uruguayos.

Cuanta improvisación en temas profundos y serios.

Mientras se sigue improvisando con todas estas cosas va quedando delineado el país que nos dejarán estos diez años de Administración de Mujica y Vázquez: una Educación destruida y en franco retroceso, una inseguridad en la que se duplicaron las rapiñas y tenemos récords históricos de homicidios, cientos de millones de dólares tirados en el desprolijo cierre de Pluna, una Salud que no está al servicio de los uruguayos, leyes inconstitucionales por todos lados y una inflación que no se puede controlar y que por estas épocas se siente en el bolsillo de cada uruguayo.

El año próximo tratarán de hacernos olvidar todo esto. Aparecerán de nuevo los avisos de girasoles creciendo en las rutas, volverán a utilizar nuestro dinero para publicitar presuntos logros y hacernos olvidar estos tiempos desprolijos y de retroceso.

Nuestra propuesta será hacer las cosas mejor, mejor para todos. Porque se pueden hacer mejor y podemos construir de una vez por todas un mejor Uruguay.

Terminar con esas desprolijidades que no solo confunden de que lado de Aceguá están las estaciones de servicio o que no se pueden dictar leyes violatorias de la Constitución.

Desprolijidades que, de a poco, van deteriorando la imagen de país serio y confiable que tanto tiempo llevó construir y que en definitiva afectan la vida de todos.