Mis palabras en ocasión de la designación de un Político como Embajador de la República en Cuba
SEÑOR BORDABERRY.– Pido la palabra.
SEÑOR BORDABERRY.– Señora presidenta: no vamos a votar esta solicitud de venia. Siento un aprecio personal por el exsenador Lorier, si bien creo que es una persona profundamente equivocada en sus convicciones políticas. Estoy convencido de que él debe sentir lo mismo por mí –debe ser mutuo–, pero creo que esas diferencias no nos han impedido, ni a él ni a mí, mantener una muy buena relación durante todo el tiempo que hemos trabajado juntos. Siento por él un gran aprecio. Me parece que es una buena persona, leal a sus convicciones. Él está convencido de que el comunismo es la verdad y así lo expresa. Muchas veces ha votado a regañadientes acá, pero en esas ocasiones ha dejado sentada su posición, lo que inspira mucho respeto porque no se esconde ni se ha escondido.
Ahora bien, conocida es mi posición acerca de los embajadores políticos. En el período pasado, lamentablemente, hubo un abuso enorme en la designación de amigos políticos en embajadas. Se llegó a tener veintiún embajadores de confianza, mientras que en 2005, cuando se entregó el Gobierno, habían cinco. El actual canciller, en una muy buena política que muchas veces aplaudimos acá, resolvió volver a la profesionalización de los embajadores del país y redujo drásticamente ese número, designando profesionales al frente de las embajadas. En ese sentido, lo que estamos haciendo ahora es un retroceso en esa buena estrategia y esa buena política que el señor NinNovoa venía aplicando. Creo que no debo insistir acerca de la necesidad de que sean profesionales, y no cargos «premio político», quienes estén al frente de las embajadas. Por algo hay una carrera, por algo la gente se forma y por algo existe el Instituto Artigas del Servicio Exterior. Además, el llegar a embajador no solamente es un buen incentivo para quien lo logra, sino también para quienes se están formando sabiendo que pueden llegar a serlo, pero si les cae un paracaidista cuando tienen la posibilidad de ascender o llegar al cargo más importante de sus carreras como profesionales, obviamente, eso los afecta y los desanima.
Por otro lado, creo que el informe que envía el Ministerio de Relaciones Exteriores al Senado es incorrecto o equivocado. Personalmente, me tomo el trabajo de leer estos informes, y en este caso subrayo que el motivo que citan el señor presidente de la república y el señor canciller para designar como embajador extraordinario de la república ante la República de Cuba al exsenador Lorier es la capacidad y eficiencia que ha puesto de manifiesto en las actividades desarrolladas a lo largo de su carrera profesional. Leyendo el currículo, veo que la carrera profesional que motiva su designación como embajador es la siguiente: 1986-1990, productor de leche; 1988-1998, vendedor de libros; 1988-1998, apicultor; 1988-1998, visitador médico. Todas estas actividades –productor de leche, vendedor de libros, apicultor y visitador médico– son grandes profesiones y quienes se dedican a ellas merecen, realmente, todo mi respeto, pero –indudablemente– no son antecedentes profesionales para nombrar a un embajador. Es decir, no veo que exista vínculo entre el éxito en la tarea de apicultor y la de embajador, entre el éxito como visitador médico –una gran tarea que hacen muchos uruguayos– y ser un gran embajador. Estos trabajos –respetables y muy buenos– no tienen vinculación con la tarea de embajador, y el Ministerio de Relaciones Exteriores aduce que son el motivo por el cual lo están nombrando. Personalmente, creo que el verdadero motivo no es la actividad en su carrera profesional, sino su actividad política. En el informe debería decir que la actividad política desarrollada por el señor Lorier es lo que los motiva a designarlo como embajador de la república ante la República de Cuba y no su actividad profesional, pero se ve que como les da vergüenza decir que es por eso, no lo argumentan así. Deberían poner que lo designan porque fue secretario político del Partido Comunista de Florida, porque fue secretario de organización en la clandestinidad, porque fue candidato a intendente de Florida por el Frente Amplio en dos oportunidades, porque fue funcionario del Partido Comunista, porque integró el comité central y el comité ejecutivo de ese partido y fue su secretario general, porque fue responsable de la Comisión de Programa del Partido Comunista y porque fue senador. Es por eso que lo están nombrando y no por su actividad como productor de leche, como vendedor de libros, como apicultor o como visitador médico; no tengan miedo de decirlo. La razón por la cual no voy a votar la solicitud de venia no es porque haya sido productor de leche, vendedor de libros, apicultor o visitador médico porque si, además de esas actividades, hubiera desarrollado otras vinculadas con la diplomacia, en ese caso podríamos acompañarla; simplemente, no la voto porque en realidad lo están nombrando por su actividad política y habría que decirlo. Nosotros creemos que no deben nombrarse embajadores por ese motivo, hay que nombrar profesionales.
Por todo lo expuesto, no vamos a acompañar con nuestro voto esta designación, a pesar de que reitero el enorme aprecio y respeto personal que le tengo al exsenador Lorier.
Muchas gracias.
SEÑOR BORDABERRY.– Pido la palabra para contestar una alusión.
SEÑOR BORDABERRY.– Señora presidenta: se hizo una alusión a mi partido, cuando se habló del rompimiento de relaciones diplomáticas durante el Gobierno del doctor Batlle. Quiero recordar que, en aquel entonces, el Gobierno cubano llamó al presidente de todos los uruguayos: «trasnochado y abyecto Judas». Sé que algún gobierno bolivariano, recientemente, ha manifestado cosas más graves sobre algún presidente o vicepresidente uruguayo y no se reaccionó. Pues bien, cuando al presidente de un país le dicen «trasnochado y abyecto Judas», en realidad, están insultando no solamente a la persona sino al país todo.
Ese fue el motivo que llevó al entonces Gobierno del doctor Batlle a que rompiera las relaciones diplomáticas.
Muchas gracias.
SEÑOR BORDABERRY.– Pido la palabra.
SEÑOR BORDABERRY.– Señora presidenta: simplemente quiero plantear una sugerencia que quizás se pueda hacer llegar a la Cancillería.
Cuando leí la nota que nos envió el Ministerio de Relaciones Exteriores relacionada con el embajador Cassinelli Scarpa y la comparé con la que mandaron para designar al señor Eduardo Lorier, me dio la impresión de que, en realidad, copiaron el formulario, a pesar de que los motivos para las designaciones son distintos.
Adelanto que voy a votar esta solicitud porque, como bien dice el segundo párrafo de las dos cartas, se hace porque «La capacidad y eficiencia que el señor Jorge Cassinelli Scarpa ha puesto de manifiesto en las actividades desarrolladas a lo largo de su carrera profesional, según se manifiesta en el currículum vitae que se adjunta, constituye a juicio del Poder Ejecutivo, un factor evidente de idoneidad».
Observo que tenemos dos designaciones por motivos distintos, pero iguales en su redacción. Me parece que la Cancillería debería esforzarse un poquito más; que esto no sea un mero trámite. Cuando propone designar a un embajador de la república por motivos políticos, tendría que aclarar por qué lo hace y no, como dicen hoy los jóvenes, hacer un copy and paste.
De todos modos, esta solicitud está bien.
Otra duda que tengo es si Ariel Bergamino es embajador, pero eso es algo que vamos a chequear. Creo que no es embajador de carrera, pero como se incluye el título y ya hemos tenido algunos líos en ese sentido, más vale chequear esas cosas también.
Gracias, señora presidenta.