Mi voto a favor de la comisión especial del Senado por los papeles de Panamá

SEÑOR BORDABERRY.- Señor Presidente: antes que nada quiero hacer una aclaración. El artículo 97 del Reglamento del Senado expresa que cuando alguien tiene algún interés no puede votar, pero yo lo voy a hacer. Pese a que alguno ha señalado públicamente que tengo algo que ver con una sociedad panameña, no voy a abstenerme, porque no tengo ninguna relación.

     Pero como no alcanza con afirmarlo –alguna vez escuché a algún senador decir algo así aquí–, previendo que este asunto se iba a tratar en el día hoy, le solicité a dos expertos en el tema –que incluso están inscriptos en el Banco Central del Uruguay– un informe sobre mi presunta o posible participación. Este informe lo tengo en mi poder y lo pongo a disposición del Cuerpo para que se reparta, porque siempre es bueno no solamente serlo, sino también parecerlo. Estos expertos han analizado toda la documentación y el informe es contundente en cuanto a que nunca tuve participación alguna en una sociedad de ese tipo, ni como accionista ni como director. Me parece que es bueno que todos, cuando hay algún tipo de cuestionamiento, demos el paso adelante y presentemos toda la información. También están a disposición del Cuerpo todas mis declaraciones juradas, que por más que son reservadas, no tengo ningún problema en ponerlas a disposición del que las quiera ver.

Sobre la creación de la comisión especial, que vamos a votar en forma afirmativa, quiero decir que cuando recibimos la propuesta del oficialismo nosotros solicitamos que se agregara «y jurisdicciones similares». ¿Por qué solicitamos que se hiciera este agregado? Porque no solamente estamos hablando de Panamá. A veces nos olvidamos de que las jurisdicciones más grandes de sociedades de este tipo están en los Estados Unidos de América: en Delaware y en Nevada. No sabemos por qué no se habla de eso; se habla de los papeles de Panamá y de algún otro país, pero no de los de Estados Unidos, que son los más grandes de todos. Por ese motivo nos parecía bueno incluir otras jurisdicciones en la comisión especial.

     Pero también hay otros lugares para investigar, como las Islas Vírgenes o la famosa isla de Jersey, en el Canal de la Mancha. La que tenía relación con las Islas Vírgenes era la sociedad Exor –que aparecía en el caso Ancap–, que estaba integrada por dos paraguayos de las Islas Vírgenes, con domicilio en Panamá, y estaba representada en el Uruguay por un diputado suplente del Frente Amplio. De manera que sería bueno que esto también se investigue.

     En cuanto a la isla de Jersey, están los accionistas de Aratirí, la empresa Zamin Ferrous, y hay que ir a eso.

Hay que investigar todas estas cosas por lo que estamos viendo que sucede en Argentina y en Brasil. En Argentina parece que ya no recurren a este tipo sociedades, sino que directamente cargan la plata por todo el país, en las rutas. Y ya ni la cuentan, la pesan; el nuevo sistema que hay en Argentina es pesar el dinero y con él recorrer bóvedas y otras cosas. Esto nos lo muestran en la televisión todos los días. Y en Brasil, no voy a decir lo que ha sido el caso Lava Jato.

Además, nos parece importante la creación de esta comisión con fines legislativos pensando en tres proyectos de ley que hemos presentado, que creemos importante que se incluyan y se estudien. Se trata de proyectos contra la corrupción.

     Hoy en día hay una tendencia a nivel internacional a que la evasión tributaria siga el mismo camino de la corrupción en cuanto a normas como las referidas al lavado, etcétera. Por tanto, creo que es importante crear el delito de enriquecimiento ilícito. Es decir, si alguien ingresa a la función pública con un patrimonio y a los cinco años se multiplicó por cinco, seis, siete o diez –o si ocurre lo que sucedió en la Argentina, donde, según se dice, se robaron un PBI entero–, esa persona debe venir a explicar de dónde sacó el dinero y, si no lo puede explicar, me parece que debería ser un delito.

El segundo proyecto de ley habla de que no prescriban los delitos de corrupción, de tal manera que quien se vea tentado a hacer esto sepa que hasta la tumba lo van a perseguir por los delitos de corrupción.

Y el último proyecto, que nos parece que es muy importante, tiene que ver con la ampliación de la figura del arrepentido, del informante, del agente encubierto. Todos estos hechos de corrupción, rutas de sociedades anónimas, etcétera –que van a El Entrevero o a donde sea– surgen porque alguien «canta». ¿Y quién «canta»? Un arrepentido, que habla porque le rebajan la pena. Entonces, gracias a eso hoy se destapa lo de Argentina, y también lo de la FIFA, con el presidente de la asociación de Estados Unidos que es atrapado por el FBI, quien se ampara en las normas del arrepentido y empieza a cantar y a tirar; así cayó Joseph Blatter y otros, e incluso llegó hasta acá.

     Por lo tanto, sería bueno no solo quedarnos con la investigación de las jurisdicciones sino también buscar las soluciones legislativas para castigar estas modalidades que lamentablemente se han hecho tan populares en los últimos tiempos.