A Febrero

Pedro Bordaberry

pedroEs culpa de los docentes. Es culpa de la familia. Es culpa de la oposición. Es culpa del gobierno. Es culpa del neoliberalismo. Es culpa de la baja de la edad. Es culpa del gobierno corporativo. Es culpa de las pruebas y como se toman. Es culpa, es culpa, es culpa.

Es culpa de otros, nunca mía.

Esas fueron algunas de las reacciones a los resultados de las pruebas Pisa. Ante la bofetada que significaron para nuestro sistema educativo, la primera reacción fue buscar un culpable.

La segunda reacción, pasados los primeros momentos, fue justificarnos. La forma en que se toman las pruebas no alienta a que los estudiantes las terminen, dijo uno. Las pruebas nos miden contra países desarrollados, dijo otro. Lo que sucede es que como tenemos mayor cantidad de alumnos en el Sistema Educativo, mayor inclusión como se dice ahora, los resultados son peores.

Todas estas asignaciones primarias de culpas, seguidas de comentarios que minimizan el problema, no conducen a solucionar la evidente desmejora de nuestra Educación.

Todos los países de América mejoraron sus puntajes desde la primera prueba Pisa, salvo dos: Costa Rica y Uruguay. Costa Rica bajó 2 puntos respecto de la primera vez que participó. Nosotros bajamos 13 puntos.

Perdimos en los últimos diez años la primera posición que teníamos en América. Nos han superado Chile y México.

Pero así como nosotros perdimos 13 puntos, hay países que muestran un sostenido crecimiento. Entre ellos Chile y Brasil. Este último aumento 35 puntos y Chile 11.

Ya no es cuestión de compararnos con los europeos o con los asiáticos. Hay países de la región haciendo las cosas mejor que nosotros.

Debemos tener la humildad de reconocer que estamos en problemas y observar a los que están teniendo mejores resultados.

No salir con la explicación de que hay más alumnos en el sistema y eso explica lo sucedido.

Porque, además, no es cierto.

Entre 1995 y 2004 la matrícula pública aumentó un 27%, esto es en 154.235 alumnos. Entre 2004 y 2013 decreció un 5% (34.427 alumnos menos). Se nos puede decir que lo que aumentó entre el 2004 y el 2013 fue la matrícula del ciclo básico, secundaria. Es cierto, aumentó un 6%.

Pero entre 1995 y 2004 aumentó un 36% y los resultados de las pruebas eran mejores.

No es admisible como explicación y menos como excusa por lo sucedido.

Otra excusa que se pone hoy es que la brecha entre los desempeños de los estudiantes de mejores y peores resultados tiende a descender entre el 2003 y el 2012. Al achicarse la brecha hay menor desigualdad educativa se afirma.

Es cierto que ha mejorado un poco, no mucho, el puntaje de los estudiantes de menor desempeño. Pero es más cierto que desmejoró mucho más el puntaje de los estudiantes de mejor desempeño y eso es lo que verdaderamente achica la brecha. Cayeron los mejores.

Es decir, estamos igualando hacia abajo.

Si se quiere hablar de desigualdad de desempeños hay que comparar los resultados por contextos socioculturales.

Eso nos pone en un estado de emergencia.

El 89% de los estudiantes que asisten a centros educativos de contexto sociocultural muy desfavorable se encuentra por debajo del nivel necesario para estar en condiciones de seguir aprendiendo.

Solo el 13% de los estudiantes de contexto socio cultural más favorable no alcanzan el nivel necesario.

Es decir casi uno de cada diez de los de contexto socio cultural desfavorable alcanzan el nivel referido contra casi nueve de cada diez de los del contexto más favorable.

La sociedad se está partiendo al medio y muchos uruguayos no tienen hoy las mismas oportunidades.

En el medio pasó desapercibido el resultado del Congreso de Educación que terminó con algunas recomendaciones difíciles de comprender como proponer el no a la propuesta de la baja de edad (así estamos) o, lo peor, pretende terminar con los Centros Caif, al proponer negar el apoyo estatal a proyectos de ese tipo.

Este no es el camino.

No es cuestión de buscar culpas, sino de proponer y buscar acuerdos entre todos. Darnos cuenta que estamos en una situación de total emergencia.

Finlandia era el segundo país en el mundo en cuanto a los resultados de las pruebas. Descendió al lugar doce y por ello ha convocado a una suerte de emergencia nacional para mejorar.

Nosotros buscamos culpables o justificaciones.

Hay varios proyectos esperando para ser tratados en el Parlamento Nacional. Deberíamos dejar por el momento la ley de medios, la de la marihuana, la del software libre y no se que otras más que andan en la vuelta y dedicarnos a ellos.

Hay uno que crea la Universidad de la Educación para dotar a nuestros maestros y profesores de mejor formación y título universitario. Otro busca aumentar los tiempos pedagógicos. También los hay los que facilitan los liceos públicos de gestión privada (para terminar con esas desigualdades del 13 al 89%) o que cambian la forma de gobierno de la educación (terminando con el cogobierno corporativo que desde el propio Frente Amplio se criticó esta semana).

Las pruebas Pisa nos dijeron que en materia educativa perdimos el año, nos fuimos a examen, a febrero como se decía en mi época. El que se va examen, a febrero, se pasa el verano estudiando.

Levantemos el receso parlamentario, dejemos de lado la marihuana y los medios, y vamos a dedicarnos a lo que hace al futuro del país: la Educación, que está en Emergencia Nacional.

Tenemos que hacerlo mejor, mejor para todos los jóvenes del Uruguay. Ninguno debe quedar atrás.